Me estoy tomando la sana costumbre de visitar hogares de ancianos y charlar con los ancianos/as allí hospedados; me di cuenta que debía acercarme a ellos; no con la idea de contarles mis cosas, o leerles uno de mis poemas sino escuchar sus relatos, sus vivencias, que sus recuerdos, al traerlos al presente los volvieran a emocionar; permitirles sentirse escuchados, tenidos en cuenta.
En pocas palabras, dialogar con ellos, interesarse genuina y sinceramente por su historia oral, dejar que vuelvan a ser de alguna manera mediante la palabra protagonistas.
Néstor O Salgado
Escritor, Consejero Cristiano