NO ESTAMOS EXAGERANDO LA NEGATIVIDAD
Nadie puede negar la carga negativa de muchos de los hechos que suceden a diario. Sin embargo, aún en medio de las peores guerras, de los más terribles desastres, una canción, un himno, un tambor, enarbolando los sonidos de la vida, han aligerado pies y corazones, haciendo transitar lo intransitable y soportar lo insoportable.
No se trata de drogar con palabras que inutilicen la capacidad del hombre durmiendo su sensibilidad e incapacitándolo ante el dolor y la injusticia. Por el contrario se trata de reforzar su coraje y su fuerza para que sepa que siempre es él el responsable de su vida. Hablamos de consolar fortaleciendo y no de inutilizar debilitando.
En periodismo es muy fácil ser espía. Es solo bajar a la altura de los servicios pues de ellos el periodismo se alimenta.
Cuando ante manifestaciones de algún funcionario, el periodista requiere como consulta la opinión por caso de un economista, y burlonamente expone lo que serían puntos débiles informados por el funcionario de turno, está advirtiendo cuál es el eslabón flojo de la cadena. Y ya sabemos que toda cadena es tan débil como el más débil de sus eslabones. Eso y denunciar día y hora del desembarco en Normandía, es exactamente lo mismo.
No alienten, amparando la permanencia del corrupto descubriendo la logística –para ustedes inútil- de quien gobierna. Es muy obvio que interesa más el Share que el resultado final de esta República.
Hablemos de abrir ventanas que permitan ingresar el aire fresco y no el fétido hedor de la maldad humana, buscada y alentada con avidez por los adoradores de la rentabilidad a ultranza.
Resaltar la necesidad de una toma de conciencia sobre la responsabilidad individual, el poner dentro de uno y en el propio ámbito de influencia la noción de la intransferibilidad de los propios actos y sus consecuencias.
El abandono de la idea de la paternidad a ultranza porque a alguien debo responsabilizar por lo que me pasa, la información veraz y objetiva, y no la subjetividad al servicio de qué intereses ?, harían un servicio al individuo en su integridad.
Informar sobre las fallas, errores y horrores que el hombre ha cometido y cometerá, pero reivindicando simultáneamene la certeza de que un hombre siempre será quien quiera ser desde su potencialidad, sanará sin duda esa llaga ardiente que enciende a diario el salvaje show, premeditado y arancelado, del asesinato de la esperanza humana.
Besemos y acariciemos con más frecuencia a este ser humano de hoy. Digámosle con seriedad y certeza que la buena noticia es que es el dueño de su vida y de sus actos y responsable por lo que hace, sin rebajarlo con comparaciones inútiles con quienes disputan desde la suciedad y la corrupción.
No multipliquemos la muerte y la derrota hasta el infinito, pantalla tras pantalla en un aterrador juego de espejos-laberintos sin final: Pongamos claras señales de salida para evitar la inutilidad y el dolor del recorrido circular que a ningún lugar nos lleva.
Alimentemos con optimismo la certeza de que el hombre de la mano del hombre o de la mano de Dios, podrá recorrer todos los caminos y transitar todas las estaciones cobijado en una única trilogía de válida protección: Responsabilidad, Esperanza y Amor.
Marta Salandin.